Hola, me llamo Manoli y quisiera comentar cuándo, cómo y porqué llegue a la decisión de ser voluntaria. Hace quince años escuche en la radio que necesitaban voluntarios, estaba en un momento de mi vida que me apetecía hacer algo por los demás, me anote al curso sin saber muy bien lo que significaba la palabra Alzheimer ya que en mi entorno no conocía ningún caso, al terminar el curso comencé de voluntaria con mucha ilusión, el primer día iba con muchas dudas pero tuve la gran suerte de conocer una profesional como la copa de un pino que me oriento muy bien, empatizamos muchísimo y formamos junto con otras voluntarias un gran equipo. Tengo que decir que ojalá no existiera esta enfermedad, pero como existe os pediría a todas las personas que dispongáis de un poco de tiempo libre, lo dediquéis a alguna ONG que lo necesite, porque un grano no hace granero, pero muchos granos juntos podemos hacer un gran bien social. Yo como voluntaria os digo que no hago nada especial, simplemente ser como yo soy y eso no me cuesta nada, pero lo que tengo claro es que lo que ellos me aportan a mí, me aportan los mejores abrazos, saben cómo sacarme la mejor sonrisa, hacen que me emocione cuando me dan un beso sin pedirlo, en definitiva, sacan lo mejor de mí y eso vale más que mil palabras. Si pongo en una balanza los pros y los contras de mi experiencia como voluntaria durante estos quince años tengo claro que los pros pesan muchísimo más. Esto que cuento en un pequeño resumen, porque mi vida con ellos está llena de anécdotas buenísimas que rellenarían muchísimas páginas de buenos momentos y de algunas tristezas, como en la vida misma. Por último no podría terminar sin dar mi apoyo incondicional a todas las familias que están las 24 horas del día, con mucha paciencia, alguna frustración y una gran dosis de cariño, vosotros sí que tenéis mérito. Ojalá la ciencia avance y a corto plazo tengamos la noticia de que ya existe solución para el Alzheimer.
Manoli Táboas