Las personas con Alzheimer sufren de manera especial el aislamiento

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Las personas con alzhéimer y otras demencias se ven especialmente afectadas por la situación de excepcionalidad provocada por la pandemia del COVID-19 y las medidas drásticas para contener su propagación y evitar el colapso del sistema sanitario.

Además de ser personas de riesgo por vulnerabilidad en el contagio, el confinamiento provoca un cambio en las rutinas que les ofrecen estabilidad. Así, actividades como no salir a pasear, no acudir a los centros de día o la restricción en las visitas de familiares generan un aumento de sintomatología propia de la demencia como la desorientación o alteraciones conductuales que agudizan el deterioro cognitivo y el estado general de la persona. Todo esto, empeora en los casos de personas que viven en residencias o centros sanitarios, aislados del mundo real.

Desde este escenario, del que no existen precedentes similares, se genera un gran desconcierto entre familiares y cuidadores de personas con alzhéimer, que se enfrentan a situaciones nuevas y complejas. Por ello, desde AFAGA seguimos manteniendo el contacto telefónico con personal especializado para continuar la labor de apoyo psicológico y social que veníamos desarrollando hasta el momento con intervenciones presenciales.

Establecer rutinas diarias siempre es una buena recomendación para mitigar la problemática asociada a la demencia. En estos momentos cobra gran importancia establecer rutinas nuevas, porque el orden del día a día y el mantenimiento de unos horarios proporciona a la persona con demencia una estructura que le ayuda a predecir lo que va a pasar.

Expertos y entidades internacionales vinculadas al campo de la demencia y el alzhéimer afirman que la vulnerabilidad aumenta en personas con demencia por tener un acceso mucho más limitado a información verídica sobre la pandemia, y porque pueden tener dificultades para comprender el mensaje y recordar las medidas de seguridad. En otro artículo anterior hablamos sobre “Cómo comunicarnos en estos momentos con nuestro familiar con demencia?”.

El aislamiento social y la soledad se están convirtiendo en el mayor de los problemas en casos donde el apoyo familiar y social no existen. Esta nueva situación puede comportar un incremento del estrés o problemas en las conductas de las personas con demencia.

Recordamos que una de las excepciones en las limitaciones impuestas por las medidas de confinamiento es la necesaria atención a personas en situación de dependencia y, por tanto, los familiares y cuidadores pueden prestar cuidados, siempre y cuando tomen las precauciones necesarias para minimizar el riesgo de contagio.

Alba López, psicóloga de AFAGA

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