Esa mañana abrí el buzón con la misma desgana de siempre, sabiendo que su estrecha boca metálica solo engullía facturas y avisos del banco […]
Pero la sorpresa y la alegría fueron aún mayores. ¡Una carta tuya desde el cielo! El sobre con publicidad, y el sello franqueado de aquellos que separábamos poniéndolos a remojo los fines de semana. ¡En tu línea de austeridad! ¡Genio y figura hasta en la altura!
Este é un extracto do relato ‘Carta del más allá’, finalista na categoría Orixinalidade do II Concurso de relato curto sobre Alzheimer ‘Nun Recuncho da Memoria’.
Autor: Alberto Díez Domínguez.
Desfruta o relato:
Carta del más allá
Alberto Díaz Domínguez
Esa mañana abrí el buzón con la misma desgana de siempre, sabiendo
que su estrecha boca metálica solo engullía facturas y avisos del banco. No niego que muy en el fondo albergaba, quizá por las fechas, la esperanza de encontrar aunque fuera una simple felicitación navideña a la vieja usanza.
Pero la sorpresa y la alegría fueron aún mayores. ¡Una carta tuya desde el cielo! El sobre con publicidad, y el sello franqueado de aquellos que separábamos poniéndolos a remojo los fines de semana. ¡En tu línea de austeridad! ¡Genio y figura hasta en la altura!
Convoqué rápidamente a mi madre y mis hermanos. Sin desvelar el secreto, estando todos sentados alrededor de la mesa, como muchos domingos, saqué con gran solemnidad el sobre, lo abrí lentamente y procedí a leer con voz alta y clara:
“Querida familia:
Antes que nada quiero disculparme. Sé que son casi cuatros años desde
que pasé a mejor vida sin haberme puesto en contacto con vosotros. Unos días se me olvidaba la dirección, otros no recordaba lo que estaba haciendo y a veces, teniendo la carta ya escrita, la guardaba en algún sitio y era incapaz de recordar dónde.
Me ha contado un conocido que esto de las cartas ya no se lleva. Me hablaba de unos correos electrónicos pero yo solo me fío de los buzones amarillos. Y que lo último de lo último es el guasap. ¡Ni se os ocurra meterme en el grupo de la familia!
Por aquí las cosas van muy bien. San Isidro me ha fichado para que le asesore con los cultivos que tiene en estas alturas. Ya le he comentado que mi especialidad son los cereales, las patatas y el control de plagas. ¡Menudas peloteras tengo con San Francisco! Por cierto, antes de que se me olvide, decidle a mamá que pregunte si podemos pedir la PAC.
Tengo una cuadrilla para tomar vinos y echar unos buenos julepes.
¿Sabéis quién juega con nosotros? ¡Aloysius Alzheimer! ¡Ni más ni menos! Yo cada vez le llamo de una manera y él se parte de risa. Estoy a ver si consigo materias primas para elaborar unos orujos que acompañen a las tardes de naipes.
Sigo paseando mucho y he retomado los crucigramas. Quieren convencerme de que me pase al sudoku, pero sabéis que no podrán conmigo.
Veo que estáis todos bien de salud y trabajando. Viviendo y aplicando lo
que vuestra madre y yo os hemos transmitido. Eso me da mucha paz.
Seguid disfrutando de Villalba y de las buenas tierras y gentes gallegas.
Gracias por lo bien que me cuidasteis y por todo el amor que me disteis
cuando volví a ser un niño grande.
Dadle un beso muy fuerte a mi nieto, que tanto me hace reír y gozar.
Y sobre todo, seguid siendo FAMILIA.
Os quiere, vuestro padre Gabriel Lorenzo. ¿O era Lorenzo Gabriel? Bueno, es igual, sabéis quien soy.”
Muchas risas y muchas lágrimas surgieron por doquier.
Y fueron muchos los bises para que la volviera a leer.